La muerte celular es una parte esencial del desarrollo normal y continúa hasta la edad adulta. Cada día, miles de millones de células mueren de forma altruista para asegurar la funcionalidad de todo el organismo. Así, seguimos teniendo el mismo tamaño sólo porque la división celular equilibra exactamente la muerte celular. La apoptosis también se produce como mecanismo de defensa, como en las reacciones inmunitarias o cuando las células son dañadas por enfermedades o agentes nocivos. Aunque hay una gran variedad de estímulos y condiciones, tanto fisiológicas como patológicas, que pueden desencadenar la apoptosis, no todas las células morirán necesariamente en respuesta al mismo estímulo. Entender la apoptosis en condiciones de enfermedad es muy importante, ya que no sólo permite comprender la patogénesis de una enfermedad, sino que también puede dejar pistas sobre cómo tratarla. Se produce en muchas situaciones normales y sirve para eliminar las células potencialmente dañinas y las que han dejado de ser útiles. Ocurre como evento patológico, cuando las células están dañadas sin posibilidad de reparación, especialmente cuando el daño es en el ADN de la célula o en las proteínas, en esta situación la célula dañada irremediablemente es eliminada.